Los profesionales de la neuropsicología evaluamos diversas funciones que realiza nuestro cerebro como la velocidad con la que procesamos la información, la memoria, el lenguaje, la inhibición de lo irrelevante, la flexibilidad cognitiva, el aprendizaje, la planificación, cómo tomamos las decisiones, o cómo gestionamos nuestras propias emociones, entre otras.

Cuando sufrimos un daño cerebral adquirido (traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, focos epilépticos, trastornos neurocognitivos debidos a demencias) o un trastorno del neurodesarrollo, en el caso de algunos niños (TDAH, discapacidad intelectual, trastornos del aprendizaje o trastornos del espectro autista, etc.), estas funciones se ven mermadas, afectando negativamente la calidad de vida de la persona.

La rehabilitación neuropsicológica es una intervención basada en la capacidad que tiene nuestro cerebro para hacer nuevos aprendizajes (neuroplasticidad) con el fin de restablecer estas funciones o, en otros casos, de minimizar las secuelas cognitivas mediante estrategias compensatorias.